Warning: ni he leído el cómic de Bryan Lee O’Malley, ni me interesa adentrarme en el universo de la traslación del papel al celuloide. Voy a valorar la película como tal.
Esto no será un polvo de una noche, porque no hemos echado ninguno.
Scott Pilgrim.
Si quieres salir conmigo debes derrotar a mis siete malvados EX.
Ramona Flowers.
Yo no he hecho las reglas gays. Si tienes algún problema debes hablar con el fantasma de Oscar Wilde.
Wallace Wells
Durante le pase de “Toy Story 3” mi estimado Chacal hizo entrar a un curioso personaje de cómic en mi acervo cultural, se llama “Scott Pilgrim”. La semana pasada tuve la ocasión de asistir al pase de “SCOTT PILGRIM CONTRA EL MUNDO”, que nos cuenta como este joven nunca ha tenido problemas para echarse novia. Las dificultades aparecen cuando quiere cortar con ellas. Mientras intenta deshacerse de la última conquista, Ramona irrumpe en su vida, pero no tarda en descubrir que la mujer deseada arrastra un bagaje nada tranquilizador: sus ex controlan su vida amorosa y están dispuestos a hacer lo que sea para eliminar la competencia. Scott se acerca cada vez más a Ramona, pero debe enfrentarse a los hombres de su pasado, que van desde un peligroso patinador, pasando por una estrella del rock vegetariana, hasta dos pavorosos gemelos. Si quiere hacerse con su corazón, deberá superarlos a todos.
Insert coin. Empieza la partida. Michael Bacall y Edgar Wright, que también se encarga de dirigir la cinta, han adaptado este particular universo a la pantalla grande, que está lleno de referencias a mi admirada década de los 80. Es ahí donde enganché más con este curioso largometraje. Las referencias un tanto lisérgicas al sonido “garaje” del grupo musical, al de las máquinas “Arcade”, al mundo de “Bollywood” o a la estética “pop” en general; que en una vuelta de tuerca lo mezclan con la iconografía manga y lo plagan todo de referencias catódicas como la de “Senfield”, “Parker Lewis nunca pierde” o “The Big Bang theory”, ya que el protagonista lleva una camiseta según su estado de humor y que hace referencia a su vez a algún icono cultural de los 80. Ya sé, eso es del autor del cómic, pero está también en la cinta.
Subimos un nivel. Desde el punto de vista audiovisual, la película engancha. Además, posee situaciones cómicas muy logradas. Aquí quiero destacar a un personaje muy golfo, Wallace Wells, interpretado magníficamente por Kieran Culkin. Genial, soberbio, desacarado y cuando entra en escena revoluciona la pantalla, y posee las situaciones más divertidas, como la del trío. Creo que Wright ha acertado de lleno en darle este papel a Michael Cera, porque las opciones eran él o Jesse Eisenberg. Cualquiera de los dos hubiera dado en el clavo, porque son buenos y poseen un físico parecido. El resto del elenco están muy bien en su papel, y se nota que han estado cómodos. Sin duda, la secuencia de esta comedia es la protagonizada por el ex vegano de Ramona, Todd Ingram. Brandon Routh está bestial, de saltarse las lágrimas. Con esto no quiero desmerecer a otros personajes como la ex, lesbiana, que también es divertida la situación y los diálogos.
Utilizamos una vida. El principal problema radica en que Bacall y Wright quieres o intentan hacer un alrade de fidelidad, me imagino, que lastra el metraje, quedando situaciones reiterativas, que aunque aisladamente puedan ser amenas en el conjunto queda un poco aburrido. Es una pena, porque era el director ideal a priori. Así lo avalan sus gloriosas películas previas “Arma fatal” o “Zombies Party: una noche de muerte”. Posee talento y un lado muy golfo, pero lo malo es que esta vez le ha quedado un film un tanto irregular, que va salvando al espectador del tedio más absoluto con algún detalle ingenioso. Por ese motivo, le aprobamos con reservas. Por cierto, no quiero finalizar sin hablar de ese logo de Universal al estilo Arcade, genial.
Calificación: 5
GAME OVER